
El capítulo de estreno, debo decirlo, me
gustó, a pesar de las falencias que tiene desde el punto de vista narrativo,
pero aclaro que eso se sustenta en dos puntos que siempre serán objeto de
discusión y discordia por tratarse de gustos personales:
- El formato original tiene una estructura tripartita en cuanto a la construcción de las tensiones dramáticas de los personajes que integran el capítulo: un personaje neutro (el jefe), un personaje positivo (el empleado diligente, apasionado por su trabajo) y el personaje negativo (el empleado que es un verdadero chupasangres y mal compañero).
- En la versión norteamericana centran el foco en el personaje positivo (coprotagonista) y al final le dan un premio o beneficio que, sin lugar a dudas, le cambiará la vida.
Con respecto al primer punto, el capítulo
de “Jefe encubierto” no encontró en la primera empresa seleccionada un
personaje que tuviera los elementos para convertirse en el antagonista y poder
añadir más tensión al capítulo. Ahora bien, diría uno que fue un tema de mala
suerte al momento de grabar, pero en la televisión no hay espacio para dejarle
las cosas a la suerte. En eso debemos ser claros.
Si el primer capítulo no tuvo antagonista,
no fue porque no existiera, sin duda, fue porque los empresarios pusieron la
condiciones de no tener un personaje con características “negativas” ligadas a
su marca y seguramente los productores tuvieron que pasar el trago amargo de
aceptar que así fuera, con el fin de que participaran en el programa.
Ahora bien, narrativamente el capítulo que
se estrenó quedó bien armado y logró ser emotivo sin la necesidad de tener que
usar un personaje cliché desde el punto de vista dramático, obteniendo un
resultado que es bueno en términos dramatúrgicos. Pero eso abre un interrogante
que fácilmente deja ver los problema que han tenido que afrontar para la
realización del formato y, sobre todo, nos permite predecir que el contenido de
los siguientes capítulos será flojo de piernas.
La marca que escogieron para el primer
capítulo tiene fuerza y reconocimiento, pero también es cierto que nuestra
cultura es mojigata y aparentadora, lo cual hace que el grupo de empresarios
que acepten un reto como el que propone “Jefe encubierto” sea limitado y
que quienes lo acepten tengan emprendimientos que no sean de fácil
reconocimiento para la audiencia general.
Elemento que por demás está confirmado por
la realización del programa, pues el canal arrancó el proyecto en 2016 y sólo
logró hacer 3 capítulos, y en 2017 grabó otros 3. En total, solo tienen 6
emisiones y por esa razón deciden quemar el formato al aire como un relleno de
parrilla durante el mes de diciembre que, tradicionalmente, es el mes de menor
audiencia.
Sin embargo, la tímida prueba resultó
obteniendo el mejor rating de toda la parrilla dominical del canal: 6.7 puntos
de rating personas lo colocaron como el cuarto programa más visto en el prime
de los domingos.
Lo que tal vez veremos en las siguientes
emisiones es un programa que propone algo nuevo, que tiene una buena
realización y que seguramente, en cuanto al contenido, intentaron armar de la
mejor manera posible, pero que, si dejaron que el formato se fuera bajo las
consideraciones de imagen de las compañías que protagonizarán los capítulos,
sin duda, caerá entre los programas sosos que, poco a poco, irán
desdibujando todo el potencial de un formato que lo tiene todo para ser de alto
impacto.
Si RCN decidió negociar el potencial
narrativo que propone “undercover boss” bajo los temores de
empresarios sobre los efectos negativos de personajes que no son buenos
empleados, pero que hacen parte de sus plantillas, y no fue capaz de vender el
verdadero impacto y el branding que podían construir con la exposición
en pantalla de un formato tan impactante como éste, demostrará una vez más que
tienen un canal en manos de quienes no saben cómo hacer televisión y que,
quienes más necesitan vivir la experiencia que propone “Jefe
Encubierto”, son ellos mismos
¡Amanecerá y veremos!
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