viernes, 22 de julio de 2016

El duro despertar de cada día




Por: Guillermo Zafra-yiyozafra@gmail.com



Si hay algo que pasa desapercibido ante los ojos de la crítica de la televisión colombiana, es la franja de programación que hay en las mañanas.



Es una constante en la mayorías de los países del continente y de otras latitudes que existan los programas de la mañana, pero esto no quiere decir que esa constante sea un buen indicador.  

Los canales privados y el canal uno tienen en su programación, como en toda la parrilla, sus respectivos enfrentados: Muy buenos Días, Mañanas con Uno y Día a día. Estos tres programas tienen la misma estructura y básicamente son un programa de radio que funciona como acompañante de las mañanas.


La categoría de acompañante, se lo da la génesis que los sustenta, pues en los canales se los valora  a partir de los estudios de mercado, es decir, de quienes se supone que son sus consumidores. Siendo así, esto debe leerse como que éstos son propuestas para las amas de casa, porque, en los canales, aún se cree que éstas son el único perfil de personas que se quedan en el hogar.  



Lo que los programas de la mañana buscan es funcionar como la radio, así la gente puede prender el televisor y llevar a cabo cualquier quehacer, mientras va escuchando lo que pasa durante el programa y si hay algo muy llamativo en "lorito"... pueda correr y ver qué está pasando con la imagen.



Ahora bien, no se trata de desconocer la función social que de carambola le descubrieron los canales a estos programas, y, de paso, la competencia con la radio por convertir oyentes en televidentes, pero lo cierto es que estos programas tienen una pobreza audiovisual que supera cualquier intento de tolerancia.



Lo son porque precisamente no aprovechan lo visual y el gran porcentaje de su contenido está en el audio, se trata de oir como tres presentadores se sientan a hablar y hablar sin rumbo fijo y sin cosas interesantes para opinar. Al igual que en muchos programas de radio, se trata de personas que comparten sus opiniones personales y generalmente con un muy bajo nivel de información sobre lo que opinan. Es como hablar con un par de vecinas en la puerta de la casa. No tiene nada de malo hablar con las vecinas y puede resultar muy interesante, pero la pregunta que surge es si esto da para que se ponga en televisión. Según mi opinión, !no lo es!


Son pobres porque aunque algunos de ellos se han renovado con sus presentadores, la mayoría lleva tanto tiempo repitiéndose hasta el cansancio. que se han vuelto paisaje. 

Son pobres porque son la tienda de la televisión, sí, todo el tiempo están llenos de pauta comercial, pareciese que uno está entrando en un espacio lleno de vitrinas y estanterías en donde se exhiben los productos. En este punto en especial, es estratégico ver como se acaban las tandas de comerciales y se comienza el programa con "product placement" o pauta dentro del contenido.


Si hay algo que sostenga estos programas en pantalla es la pauta, porque a pesar de que tienen un muy bajo nivel de rating, comercialmente son muy rentables, y si no que lo digan los anunciantes que se mueren por seguir pautando en ellos. No sé si son conscientes de que la pauta no la ven, ¡la escuchan!



Los programas de la mañana son un mal innecesario para el televidente, pero un mal necesario para los canales que solo ven sus beneficios comerciales y poco o nada les importa lo que aportan audiovisualmente.



Nunca he dicho que una cosa deba pelear con la otra, pero es cierto que replantearlos y hacerlos atractivos y con buen contenido, no tendrá nada que ver con que dejen de ser la gallina que sirve los huevos de oro en la mañana.



Es necesario dejar de verlos como si fueran el caucho de la programación. Por lo menos, en los dos canales privados, los acortan y los alargan según las necesidades de turno, cosa que es entendible cuando hay problemas con la parrilla de programación y, sobre todo, cuando hay eventos especiales que necesitan de ese tiempo para las transmisiones.



Pero en la mayoría de los casos, los programas de la mañana se alargan para rellenar, y sin duda alguna los productores de estos programas son avisados solo con horas de anticipación. La solución termina siendo que se alarguen a decir lo que se les ocurra o que le den tres veces más vueltas de lo necesario a un tema, o cuando terminan siendo la respuesta a la presión de los departamentos de programación y prensa para que sean los recicladores de los lanzamientos del prime.


Así, uno ve cómo se gasta el tiempo al aire repitiendo por completo o en fragmentos lo que se vio la noche anterior.



Si bien es entendible que los programas de la mañana deban cumplir con las necesidades de promoción y programación de un canal, también es cierto que la sabiduría popular nos ha enseñado... ¡bueno es culantro, pero tampoco tanto!



Sin duda los programas de la mañana necesitan ser revisados y articulados a partir de que tengan una identidad, que busquen ser algo para el televidente y que dejen de ser la colcha de retazos, el salpicón al que nos tienen acostumbrados a ver, pero para eso es necesario entender que hay que revisarlos a fondo y cambiarlos de raíz.



Sets, formatos y presentadores cumplieron su ciclo hace mucho tiempo y muchos de los que ahora siguen en la pantalla parece que lo hicieran más por el beneficio económico que reciben que por un compromiso profesional, una pasión personal y un respeto por el televidente.



Lo que es cierto es que muchos seguirán oyendo radio por el televisor y los canales harán muy poco por estos programas, porque como dicen por ahí... si funciona y vende, ¿para qué lo cambiamos?  Y después se preguntan en los canales, ¿por qué el rating de las mañanas es tan bajo? ¡No se necesita ser un genio!


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martes, 12 de julio de 2016

Hasta que te conocí, un tema ganador con muchas debilidades

Por: Guillermo Zafra-yiyozafra@gmail.com

La cultura mexicana nos ha marcado a los latinoamericanos en muchos aspectos, la música y la televisión son, quizás, los dos más fuertes de ellos. Quién en este lado del mundo no sabe que es una ranchera y quién no la ha cantado a pulmón herido en algún momento de su vida.  Quién no ha visto alguna novela mexicana y quién, mayor de 30, no conoció a Thalia en alguna de sus sagas siendo alguna de las Marías. Pero si hay un artista vivo que haya marcado la historia de varias generaciones es Juan Gabriel. Sus canciones no solo son famosas por sus interpretaciones, también son famosas en las voces de otros cantantes y en múltiples versiones y géneros. Juan Gabriel sin duda es un nombre que la mayoría de los hispanoparlantes reconoce e identifica desde la memoria emocional.

Ante este panorama no es difícil pensar que una serie de televisión sobre este personaje despertaría el interés del público, y no de manera tímida, por el contrario, haría que el televidente se pegue a la pantalla como las moscas a la miel. Ahora bien, ¿será que esto es lo que pasará con Hasta que te conocí, la serie que se estrenó anoche en el canal RCN? La respuesta creo que ni la alcanzaremos a dar por su corta duración. Se tratan de solo 13 capítulos que, para los estilos de consumo de los televidentes colombianos, resultan ser solo un pasabocas. Un producto de tan poca duración en el prime time no parece ser una decisión estratégica y más aún cuando el enfrentado le apuesta a un Desafío que intentó renovar y que solo muestra las debilidades que tiene por su desgaste. Pensar en que la historia de Juan Gabriel había que enfrentarla en el mismo horario, es un acierto innegable, pero la pregunta es si este era el producto sobre la temática. Desde mi opinión, la respuesta es un categórico NO.

Hasta que te conocí no solo es muy corta, también está basada en lo que no debiera estar basada una obra sobre Juan Gabriel, su vida. Parece irónico, pero no se debería tratar de un producto biográfico, o por lo menos nunca lo habría enfocado por ahí, se debería tratar, entonces, de un proyecto de entretenimiento y más cuando se habla de un personaje como este mexicano, que lo que ha hecho en su vida es generar el entretenimiento más categórico que hay, ese que genera identificación sin que uno se dé cuenta porque está tocando las fibras más profundas del sentimiento. Por más sufrida que sea la vida de este cantante, por más determinantes que sean sus padres en lo que fue su destino, se trata de lo que su obra ha hecho en la gente, es decir, su música, sus canciones. Los productores se equivocan al pretender articular la historia a partir de la biografía y no de la música. Si hay algo que se vuelve evidente y que pudiese ser incontrovertible, es lo que la música genera en las personas y, si ese trabajo ya está hecho porque estamos hablando de un cantante de semejante reconocimiento, me parece un despropósito intentar contar la historia desde un ángulo distinto al musical.


Lo anterior, desde mi punto de vista, le deja dos grandes errores a esta producción. El primero, la historia de Juan Gabriel arranca sin Juan Gabriel. No tener al personaje principal en primera persona, tomándose la historia y mostrando que se trata sobre él, es pretender que la gallina de los huevos de oro ponga un huevo normal para poder preparar el desayuno. Y la cosa es tan difícil de entender que, después de esperar a la interminable narración de cómo se dio la relación de los padres, se pasa a una sucesión de embarazos  de la que nunca parece ser parte el del tan esperado Alberto Aguilera Valadez, se empleó todo un capítulo y lo único que hemos visto del personaje que inspiró el proyecto son un par de escuetas locuciones en off que ni siquiera tienen un gran impacto de revelación. Cuando finalmente aparece el protagonista, básicamente no dice nada en los off. Segundo, las tan amadas canciones del ídolo aparecen tímidamente en un par de escenas. Se trata de la música, de lo que nos hace sentir, de los recuerdos que nos vienen a la memoria, de las personas con las que hemos compartido. No artícular la biografía a partir de la música y no tenerla presente desde el primer momento, es matar la gallina de los huevos de oro porque nos parece que es mejor el sancocho de gallina que el animalito en su función de poner los codiciados huevos.


Más allá de las deficiencias mencionadas y que son las más relevantes, también hay que mencionar que el ritmo de la narración es discontinuo. Las elipsis (es decir, los pasos de tiempos narrativos, cuando se hace avanzar a un personaje en el tiempo de una escena a la otra) resultan ser demasiados, seguidos y abruptos, y poco articulados. Por otro lado, está el tema de la construcción de los personajes, si ya el televidente le toca ver la historia de Juan Gabriel sin Juan Gabriel y hay que centrarse en su papá, resulta flojo entender qué fue lo que le pasó al hombre trabajador que de un momento a otro perdió la cordura y se fue sumiendo en su desequilibrio mental; esto es algo que el espectador tiene que suponer, porque no es  fruto de una construcción de personaje que se haga en la historia y no está planteado de cara a la audiencia. Para anotar en lo técnico, hubo un par de escenas que dejaron la impresión de estar dobladas y fuera de lip sync (lo que dice el actor no coordina con los movimientos de la boca).

El buen comienzo que tuvo, 10.3 puntos rating personas contra 11.5 de El Desafío, ratifica que anunciar una serie sobre Juan Gabriel llama al público a la pantalla, eso sin mencionar lo cuestionable de la campaña de promoción. Vender el producto a partir del casting del actor que lo va a protagonizar, parece más un intento por ocultar las debilidades y los temores que se tienen alrededor del mismo, y en eso creo que el canal es bastante cauteloso. Se cuidaron de no vender el producto como la música del cantante porque saben que de eso tiene bastante poco y habrá que esperar hasta los últimos capítulos para que el público pueda disfrutar el placer de unir la historia del personaje con la emoción de las canciones que ha cantado muchas veces a grito herido. la buena noticia es que no hay que esperar mucho porque en dos semanas la miniserie estará fuera del aire. Tal vez esa es la razón por la que prefirieron plantear una campaña de promoción sobre Julián Román y no sobre la música de Juan Gabriel.


Habrá que esperar a ver si el público se mantiene pegado a la historia del ídolo mexicano sin la música que lo hizo famoso y la jugada de poner en parrilla una miniserie para enfrentar al eterno reality de Caracol, continúa con el buen arranque que mostró para que impulse al siguiente producto, pues el primer capítulo logró subir los números de bloque de Búsqueda. Viendo el histórico de RCN, con seguridad, la programación de este producto es más fruto del desespero que de la estrategia. Si fuera lo contrario, hubiera sido perfecto usar Hasta que te conoci para el prime time de los fines de semana y no como un arranconazo de entre semana, para ver si por dos semanas hay algo de tranquilidad en los ejecutivos del canal y en quince días a comerse las uñas con un nuevo producto.


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jueves, 7 de julio de 2016

Los desaciertos de El Desafío


Por: Guillermo Zafra-yiyozafra@gmail.com


En artículos anteriores había mencionado el error de El Desafío cuando implementó las regiones e incluyó a tantos participantes. En aquellos años, también comenzaron el programa con 42 participantes y 6 regiones, pero se demoraron una semana en eliminar a tres regiones y dar paso a la dinámica normal del concurso.  

En esta nueva edición "Súper humanos, Súper regiones" se utilizó la misma fórmula, pero intentaron corregir lo sucedido en las ediciones anteriores. Ahora bien, ¿cuál fue el error y qué había que corregir? Ahí es donde en el equipo de producción de El Desafío no tiene la menor idea. ¿Cómo corregir un error si lo que se conoce es la consecuencia pero no el orígen? Bien, la respuesta es la siguiente, no se deben incluir tantos concursantes por dos razones fundamentales, la primera es que son demasiados para generar referenciación en el público, es decir, la audiencia busca engancharse por empatía (belleza, origen o carácter) o por antipatía (envidia, posición social o apariencia física) con los participates. Y dos, porque al ser tantos no hay suficiente tiempo para exponerlos ante el televidente, sería una secuencia interminable de perfiles para mostrar quienes son. En televisión buscamos ponerle, al momento del casting,  "etiquetas" a los participantes, se trata de adjetivos que nos permite reconocerlos rápidamente y, de paso, ayuda al ejercicio narrativo cuando se está construyendo al personaje, para presentarlo a partir de ese adjetivo y que para el televidente sea identificable. Para dejarlo muy claro, eso se traduce en "La bonita","El rebuscador", "La luchadora", etc., etc.

Si la estrategia narrativa que estaban buscando era articular en "Súper Humanos" identificación y referenciación por regiones (en el caso de que hubieran sido conscientes de eso, cosa que dudo mucho), perdieron de vista que, sí o sí, en un programa que lleva tantas ediciones, el público está acostumbrado a un lenguaje y en este caso se rompió. El televidente solo vio colores y logos que se tejían en camisetas y que luego aparecieron en las cubiertas de unos barcos. Es bien sabido que cuando se comienza con un nuevo proyecto, el primer capítulo es fundamental y de ese capítulo los primeros 10 minutos son decisivos. En este caso, solo se vio a un montón de personas en trajes de baño mostrando sus bien formados cuerpos, más apropiado para un programa de modelaje, que para la tan anunciada rudeza de esta edición. De paso, vale la pena decir que el vestuario escogido para los hombres del programa es realmente desagradable. Si se trata de un tema de piel para el público femenino, se hubiera podido hacer trajes de baño con la pierna más larga que le diera un toque más estético.

El caso es que la referenciación por regiones se vuelve muy débil y al tener tantas (seis en total) al televidente se le dificulta hacer el vínculo con el color de la región y el participante. Lo que se aprendió en las ediciones anteriores es que había que usar menos participantes y los productores de esta edición, mezclaron la idea de que la solución era salir de ellos en el primer capítulo, no sé si pensaron que eso le daría un toque dramático al formato (espero que no haya sido así, porque sería un desconocimiento total de dramaturgia). Lo que lograron con esto es lo que en narrativa se denomina Deus ex machina que significa una intervención injustificada de los productores, que no aporta a la narrativa del programa. No hay duda de que así fue. Desde esta orilla, la situación se volverá más confusa con la decisión de poner a dos regiones por playas, pues esto terminará de borrar la frontera de regiones para generar la identificación de personaje.

 
No se puede generar un efecto dramático si se elimina a 12 participantes en los primeros 10 minutos del programa, si nadie sabe quienes son y no se han construido como personajes. Tampoco se logra si se elimina a otros 5 en los siguientes 30 minutos del capítulo. No hay vínculo con el televidente, por lo tanto, no son personajes. No hay vínculo del participante con la historia, por lo tanto, no son personajes y si no están articulados como tal, no pasa nada si son eliminados. El televidente no se da por aludido y, en cambio, podría pensar en que es una injusticia del programa, un error de cómo están dictadas las normas del concurso.

Surge entonces la pregunta, ¿para qué los llevaron? Creo que el tiro les salió por la culata, y eso sí es dramático. Pero para que el cuadro empeorara, resulta más complejo preguntarse ¿para qué eliminarlos? Ah, claro, eso ya lo respondieron, porque aprendieron que son demasiados concursantes y que pretendían generar un giro dramático que resultó ser fallido, pero lo que no cabe en la cabeza es para qué los entrevistan y tratan de que el participante exprese su drama por salir del programa. Señores de "El Desafío" estos concursantes lo único que han hecho es montar en avión y llegar a una isla del caribe, cosa que, por el perfil que describieron, ya han hecho en sus vidas y si a eso se le suma que son deportistas acostumbrados a competir, entonces no han pasado nada de lo que se pueda armar dramaturgia. Si querían que eso pasara, ellos debieron haber vivido la experiencia un poco más a fondo para sentir la pérdida.

Tal vez ese fue el elemento más relevante del capítulo, pero también podría mencionar que, como nunca antes en un primer capítulo de El desafío, la producción fue la protagonista en pantalla. Camarógrafos, sonidistas y "changarines" (como coloquialmente se le llama a los auxiliares de la región que hacen parte de la producción) desfilaron por detrás de los concursantes, revelando que la grabación en el primer día debió ser un absoluto caos. En nuestros realities no es común que eso pase, pero bien se sabe que en otras latitudes como en España y con formatos como El conquistador del fin del mundo, es más importante lo que se está narrando que el hecho de que se vea o no la producción. Comparto esta premisa, siempre y cuando, lo que se esté narrando tenga una fuerza incontrovertible, pero lo de ayer fue bien distinto.

La inclusión del "juez" en el primer capítulo fue más que gratuita. Juez ¿para qué? No entendimos, pero bien por el señor Sebastián Martino quien ha estado a cargo de las pruebas del programa desde sus primeras ediciones. Esperemos a ver que tenga una función real y no sean ganas de mojar pantalla.


Por último, y quizás lo que más me llamó la atención y que dejó ver la preocupación de Caracol con este Desafío, es el excesivo tiempo que le dedicaron a los avances de lo que pasará en los siguientes capítulos. Comparto la preocupación de los productores, con un arranque de 12.9 en el rating, es predecible que los números van a bajar bastante y lo de Súper Humanos y Súper regiones parece más un tema de marketing que una realidad narrativa. Tendremos que esperar a ver cómo el Súper Desafío recibe el lanzamiento de Hasta que te conocí por parte de RCN. Sobre el papel, la vida de Juan Gabriel sería un producto lo suficientemente atractivo para inclinar el rating a su favor, pero hay dos elementos que le desfavorecen fuertemente. Sin embargo, sobre ese producto y sus debilidades, hablaré cuando esté al aire y veamos cómo se comporta su enfrentado.


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