Por: Guillermo Zafra-yiyozafra@gmail.com

Desde lo que profesionalmente puedo
calificar como bueno, Masterchef es un reality que está bien hecho
y que está bien contando. Es una lástima que esté pasando tan discretamente por
la pantalla y con tan baja relevancia para la teleaudiencia, confirmando que
sus tímidos números en rating no son responsabilidad del programa, sino del
Canal.

Su primer gran acierto es el casting de
los concursantes, que fueron escogidos mostrando una gran variedad de
personalidades que fácilmente están en busca no solo de la oportunidad de
mostrar sus habilidades culinarias, sino, también, la de aprovechar los quince
minutos de fama que da la televisión. Son controversiales, no temen decir lo
que piensan, toman decisiones polémicas; en fin, son una mina permanente de material
dramático para el programa. La selección se hace contundente al incluir a una
concursante con la limitación auditiva, eso es ver integralmente el producto y
recordarle al televidente que en la caja mágica, todos tienen derecho a
realizar sus sueños. Lo único en lo que se falla con este personaje es en su
manejo visual. Al comienzo del programa dejaron ver a la acompañante que servía
de intérprete con la lengua de señas, pero en el resto del programa no la
pusieron en pantalla y, por eso, la concursante aparece mirando a la cámara en
un eje distinto al eje de acción, lo cual se siente raro. Para dejarle la
claridad al lector, hay códigos que hacen que sintamos lo que está en pantalla
tan normal y natural como lo que experimentamos en la vida, en este caso, la
concursante siempre mira a un lado distinto de la persona que le está hablando,
es decir, mira a su costado y no a la cara de su interlocutor como es lo que
comúnmente hacemos cuando sostenemos una conversación. Esto lo hace porque ella
está mirando a su interlocutor que es el intérprete y no la persona que le está
hablando en realidad. Hubiese sido deseable mantener en cámara a la intérprete
como parte integral del personaje, esto hubiera reforzado el carácter social e
inclusivo del programa.

El tercer elemento rescatable es que
buscaron tener locaciones aún mejores a las mostradas el año pasado. La
variedad de lugares, paisajes y pruebas refresca al televidente y eso siempre
será bueno. Por último, es importante resaltar que
tiene un ritmo narrativo tranquilo y ha sabido mezclar muy bien lo dramático de
los momentos con los comentarios ácidos de los concursantes sin que sea una oda
a las peleas y a las diferencias entre ellos o con los jurados. Todo esto sin
perder de vista que es necesario lo dramático para que haya dramaturgia.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario