Por:
Guillermo Zafra Zafra-FB @ricondelcitrico

Tanto
RCN como Caracol parecen tener la suerte echada con sus dos productos y lo
único que podría modificar la tendencia es la cantidad de capítulos de La Agencia, que sin duda, serán muchos menos que los 80
que tiene planificados Reto 4 Elementos. Esto, claro está, si RCN no decide
acortarlo, pero las probabilidades de que eso pase son muy pocas.
Con
este panorama el gran ganador es el canal Uno y lo hace sacando unos números,
que si bien no son los óptimos, es cierto que muestran que puede competir sin
problemas ante la debilidad que está mostrando el segundo en los listados.
Ahora
bien, que haya una competencia entre tres y que el tercero comience a dar pelea
es más que beneficioso para un mercado tan estrecho como el de nuestro país. Lo
que surge como gran pregunta es… A qué precio lo está haciendo?
Hace
varios meses atrás, había escrito sobre el canal Uno como un Frankenstein de Caracol y RCN, es
decir, su propuesta no es otra cosa que más de lo mismo y con el estreno de Sin senos si hay paraíso, reconfirma esta hipótesis.
Una vez
más, la Narco temática que ha caracterizado a nuestra historia y que nos ha
marcado como sociedad, determina las preferencias de la audiencia en la
pantalla. Si bien este tema está más que
recontada al derecho y al revés, lo cierto es que nuestra sociedad la consume y
ve en ella no la construcción de la memoria, sino, la puerta que lleva al camino
de la esperanza de una mejor vida.
Sin
duda somos una cultura “traqueta”. Ninguno
podría decir lo contrario si realmente hace un examen de conciencia y se da
cuenta que muchas de las reacciones que tenemos ante los momentos de dificultad
es por medio de imponer poder a través del estatus, la capacidad adquisitiva,
la cercanía a alguna figura de influencia o en el más patético de los casos,
“cañando” con el más que conocido “usted no sabe quien soy yo”.
Sin senos si hay paraíso es una
forma más de confirmar que como sociedad no vemos en la marca del narcotráfico
una atadura sino que por el contrario, vemos esperanza. Aún nos seducen las
historias de un mundo ilegal que nos llenó de violencia hasta casi quitarnos la
esperanza de que podíamos ser algo distinto.
Ahora
que podemos construir un imaginario diferente y que podemos intentar verlo
reflejado en las historias que consumimos, nos negamos a darle la espalda a esa
oscura historia que aún sigue siendo una realidad y como todo en nuestra
sociedad, seguimos siendo cómplices por omisión.
De nada
sirve que continuemos con el discurso de lo que debería ponerse en pantalla, si
cuando se pone aquello que decimos no
querer, lo respaldamos con el rating. Los productores juegan a lo seguro, saben que
productos de este estilo han funcionado así que prefieren no arriesgarse y
apostarle a una temática que ha demostrado ser ganadora.
Sin
duda, la lección que deja los números del canal Uno es que seguimos teniendo la
oscura esperanza de que la ilegalidad es válida y ofrece una alternativa de
vida y quizás, ese sea nuestra destino porque no hemos hecho nada para construir
una realidad distinta.
Seguramente
si no quisiéramos ver este tipo de productos en la pantalla, no los veríamos y
no serían hoy el estandarte del triunfo que puede mostrar con orgullo el canal
Uno por estar de pie en la lucha del rating, porque al fin y al cabo… ¡Sin senos
si hay paraíso!
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