martes, 17 de mayo de 2016

RCN: ¡Una marca que no marca!


Por: Guillermo Zafra-yiyozafra@gmail.com

RCN es una marca que tradicionalmente ha aportado mucho a la memoria televisiva de nuestro país, primero cuando fueron programadora y ahora en su etapa de canal privado. Para los televidentes de más de treinta años, en su memoria, están grabados productos como: Café con aroma de mujer, Hombres, Betty la fea y aunque para mi gusto no debiera mencionarlos... Protagonistas de telenovela y Germán es el man, que sin dudas fueron muy exitosos y que dejaron huella en el público.

Después de tener tanto éxito, la marca RCN viene acumulando un proceso de descenso que es innegable. ¿Qué pasó? Bueno, antes de contestar a la pregunta, es muy importante que en este artículo haga una claridad esencial: estuve vinculado al canal durante un año entre 2014 y 2015, lo cual me dejó conocer profundamente mucho de lo que sucede al interior y aunque intenté expresar lo que este artículo contará, mi visión no tuvo eco. Así que para aquellos que quieran ver el artículo como revanchista, están en todo su derecho. No obstante, eso no me impide expresar mi opinión y punto de vista. Debo confesar que el reciente estreno de MasterChef 2 y sus catastróficos resultados en rating no me sorprendieron, pero no por el producto sino por la marca.

MasterChef 2 es un producto que desde mi juicio profesional está bien hecho. Es un producto que muestra un crecimiento frente a su versión anterior y que conserva los elementos que le permitieron tener un buen desempeño el año anterior, incluso, hicieron un trabajo más consciente sobre el casting y tienen a personajes que están muy bien marcados desde el primer capítulo. Si esto es así, ¿por qué un rating tan bajo? Es una verdad que se sabe desde hace varios años y que el mismo canal entiende, pero que no ha querido reconocer para atacarla de raíz. RCN se salió del corazón de la audiencia, RCN ya no genera el apego que logró en los televidentes y que hacía que permanecieran fieles al canal. RCN decidió darle la espalda a lo que pasaba en el mercado y no quiso evaluar sus procesos ni renovar el talento tanto frente a pantalla como detrás de ella. Siguieron apegados a la fórmula que había dado resultado y no quisieron aceptar que los resultados ya no eran los de antes.

Siguen pegados a los mismos programas que creen que son la estructura que retiene a los televidentes, pero que ya no generan nada. Siguen atados a las mismas figuras desgastadas que con los años, y a pesar de los aportes que dieron en otras épocas a la televisión, solo acumulan más detractores. Siguen apegados a la idea que todo se venden con curvas, piernas y caras; siguen manteniendo las mismas personas que toman las decisiones, sin darse cuenta que estas hace mucho rato dejaron de producir aciertos. No es posible que un canal como RCN estrene un producto en su franja estelar con esos números y que, de ñapa, ese resultado termine bajando todo los números de la franja. Hace mucho tiempo el canal debió revisar sus estrategias de programación, hace mucho tiempo debió hacer cambios importantes en el talento que está frente a cámaras y hace mucho tiempo debió dejar de creer que con mujeres bonitas le iba a bastar para mantenerse en la preferencia del público.

Antes de caer en la crisis, RCN sometió a un proceso similar a Caracol y el canal se vio obligado a emprender cambios drásticos desde la presidencia del canal hasta el enfoque de qué tipo de productos ofrecía, pero, en especial, tuvo que retomar una política que había dejado de lado en pro de tener mejores resultados financieros. En aquella época, Caracol derivó mucho de sus productos a productoras externas, lo cual no está mal, a menos que la mayoría de la programación esté siendo producida por dichos proveedores. Caracol corrigió el rumbo y pudo reorientar el proceso de producción, volviendo a concentrar el grueso de su programación en la producción propia. El turno del error pasó a manos de RCN, que en los últimos años ha concentrado su producción en las productoras externas y tan solo ahora, en el 2016, comienza a terminar con los "volume deal" o negocios de volumen, que tenían firmados con productoras como Teleset, Fox Telecolombia, Producciones Vista y Resonant. Estos contratos cubren un número de producción de horas que deberán cumplirse en un periodo determinado de tiempo, lo que ofrece estabilidad para la productora y rentabilidad para el canal, pero, eso sí, lo que queda en entredicho es la calidad de los productos. Para que tengan una idea: Separados, Colombian Idol, Masterchef, Celia, Azúcar, Bailando con las estrellas, Escape perfecto, El laberinto de Alicia, El estilista, Secretos del paraíso, Descárate sin evadir, Sala de emergencias y Gana con Ganas, por mencionar algunos, fueron realizados por productoras externas. Si tomamos el periodo de tiempo en el que estos productos estuvieron al aire, hablamos de dos años, y, si nos preguntamos qué produjo el canal en ese mismo tiempo, la respuesta será: Muy buenos días, Profesión Hogar, Estilo RCN, En exclusiva, Misión Impacto, Descaradas y Nuestra semana, entre otros. Lo que queda muy claro de este panorama es que el canal confundió el rumbo. Le entregó a la producción externa todo el grueso de la programación, los horarios estelares, esos espacios en donde se acumula el grueso de la audiencia y en donde se construye el vínculo con el televidente.

RCN enfrenta un problema de marketing, de apego a la marca. Si bien su competidor no es el más hábil en el tema, es claro que tiene puntos a favor: renueva su slogan, busca espacios de comercialización en la red y, claro, tiene a la Selección Colombia, que sin decirnos mentiras, apalanca los procesos de la marca del canal. Pues en eso, aunque no sea equitativo reconocerlo por ser la selección un producto nacional y público, y no privado de un canal, Caracol lo ha hecho mejor. El departamento de Programación, Marketing y el de Comunicaciones del canal RCN, tienen mucho por revisar en sus procesos y, sobre todo, mucho por revalidar con respecto a las personas que están a cargo de ellos, evidentemente una crisis como esta... no es cuestión pasajera. La novela de Diomedes demostró que con un producto se podía atraer de nuevo a la audiencia a la pantalla, pero no se pudo sostener ni recuperar la fidelidad del televidente. Ya no es el momento de tomar acciones para encaminar el rumbo. Por el contrario, es necesario replantearse un nuevo canal, una nueva mirada, una visión panorámica que deje que RCN construya una nueva imagen, que genere nuevos espacios en el mercado y le apunte a la construcción de nuevas audiencias. Sin duda, quienes están a cargo del proceso solo están intentando reconstruir un pasado glorioso que ya no está y se niegan a ver que no se trata de llorar sobre la leche derramada, se trata de hacer queso o yogurt o cortados de leche; pero no se trata de volver a tener un canal como el que algún día llegó a producir los programas de mayor impacto y reconocimiento mundial que ha tenido la televisión colombiana.





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